ROSA GALLEMÍ BALAGUÉ-ANTONIO PUIG BLOG 5ª ENTREGA



Condecoraciones de la Guerra Civil de mi esposo Josep


Mi esposo Josep en Valladolid el 12, 7, 1938



Con mi esposo Josep y mi hermana Eulalia en la finca de la Calle Art, años 40




Mi tio Pere Gallemí y Antonio, el chofer de Francesc Castello en su torre de Castelldefels, años 40


Tuvimos con mi esposo 5 hijos, Françesc, Rosa Mª, Eulalia, Josep-Lluis y Jordi, dos de ellos ya fallecidos. Para una madre la pérdida de un hijo es lo más antinatural y triste que le pueda ocurrir y dos todavía peor. No obstante ello, los años de la infancia de mis hijos los disfrutamos plenamente junto con mi esposo. Com motivo de la celebración de mis 100 años, me preguntaron que cual había sido el momento más feliz de mi vida y sin dudarlo un segundo respondí que la crianza de mis hijos, ningún bien material ni otras circunstancias lo podría igualar y menos superar. También tengo que agradecer la ayuda incondicional que tuve siempre de mi madre Maria, por cierto también centenaria y que me ayudó mucho en la crianza de mis hijos. Gracias a ello pude ayudar a mi esposo durante muchos años en las actividades de nuestra fábrica que en aquella época transcurrían de lunes a sábado incluido, ya que el trabajo en la postguerra era frenético, dada la escasez de todo tipo de productos. La década de los 50 y 60 los clientes pagaban por adelantado a fin de poder contar con los productos lo más rápido posible. Todo lo que se producía  se vendía en el acto.

La necesidad de personal de producción era muy grande, recuerdo que en la puerta de la calle de  nuestra nave industrial de la Calle Pujades, 20 de Barcelona, colgaba de forma permanente un letrero en donde se leía: " Se necesita personal ". Llegaban diariamente a Barcelona pueblos enteros principalmente de Andalucia de donde vinieron cerca de 1 millón  de personas, la mayoría sin ningún tipo de formación, que paliaban inmediatamente con sus ganas de aprender y de trabajar. Recuerdo que entre otros tuvimos trabajando un tiempo al cantante Manolo Escobar y gente también de Guinea Ecuatorial. En pocos meses la inmensa mayoría de ellos se habían integrado plenamente y en poco tiempo estaban comprando con letras su primer piso y su primera moto, normalmente una Derbi o una Vespa, o su primer automóvil, un Biscuter, un Gogomovil o más adelante ya todo un Seat 600. No existía prácticamente conflictividad laboral, la gente pensaba solo en aumentar su bienestar económico y las horas extras y el pluriempleo eran de lo más habitual, los más jóvenes sacaban tiempo  de dónde no lo tenían para atender a clases nocturnas de Formación Profesional sobre todo. En todo este contexto evidentemente la mayoría de la población no pensaba en política, valga decir que tampoco se podía participar en ella, ya que no existían partidos políticos y los principales pasatiempos eran el Futbol y los toros según en que zonas. Se trabajaba de lunes a sábado y pocas vacaciones habían pero la gente era feliz. Durante los años 40 y 50 el principal pasatiempo era escuchar la Radio, sobre todo los seriales y programas como Elena Francis destinado a las mujeres. Los más inquietos trataban de sintonizar Radio Pirenaica que emitía desde Moscú al principio y después desde Rumania y que se escuchaba fatal. Por ella llegaban los mensajes del Partido Comunista y eran habituales los discursos de la Pasionaria y de Santiago Carrillo. En la década de los 60 llegó la Televisión que al principio era en blanco y negro y con un solo canal, Televisión Española TVE. Poco más tarde llego un segundo canal, el UHF y eso era todo en aquellos años. El régimen franquista entendió enseguida la fuerza de una sola voz con la que contaba en los medios de comunicación únicos y que casi todos ellos seguían de forma obligada y esta exclusividad supo aprovecharla perfectamente el gobierno de Franco. 
       

Empezamos fabricando en los años 40 principalmente fornituras metálicas para monederos, estuches, polveras, artículos de viaje, neceseres, cajas metálicas para esterilizar jeringuillas, etc. Años más tarde ya en los 50 ampliamos nuestra fabricación a la bisutería y también empezamos con la fabricación de encendedores, siendo los pioneros de este tipo de producto en todo el mercado nacional y antes que Flamagas S.A. (Flamasats S.A.) existiese. 

En todo este tiempo la familia Puig seguía con sus actividades de representaciones comerciales en el sector de las Colonias y no fue hasta la década de los 60 que empezaron a involucrarse lentamente con los encendedores, pero sólo a nivel de importación y gracias a los conocimientos de mi tío Francesc Castelló, que por otro lado les fabricaba para ellos y para otros clientes, sobretodo artículos relacionados con la perfumería.     


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